Ulises

Una odisea de 20 horas a través de Dublín: con Ulises, James Joyce rompió con todas las tradiciones y creó la novela moderna definitiva.

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Clásico de la literatura

De qué se trata

El Odiseo moderno

En 1922 el escritor irlandés James Joyce publicó Ulises, hoy considerada la novela moderna por excelencia. A pesar de que no pasa mucho en la superficie de la sencilla trama –un día en la vida cotidiana de algunos habitantes de Dublín–, Joyce desarrolla en casi mil páginas una versión moderna de la Odisea de Homero. En el centro están dos dublineses, que se encuentran solo al final de la novela: Stephen Dedalus, el buscador huérfano, y Leopold Bloom, el marido traicionado y forastero. En la “mayor creación entre las novelas del siglo XX”, como la describió el New York Times, Joyce confronta al lector con una variedad de estilos literarios: capítulos enteros escritos como diálogos, palabras incomprensibles ensartadas en jerga o la prosa se transforma del inglés antiguo a través de varias etapas intermedias en el lenguaje cotidiano moderno. Y luego está la técnica del flujo de conciencia (Stream of Conciousness) perfeccionada por Joyce, que arroja directamente al lector al mundo de las ideas de los protagonistas. La novela rompe con todas las convenciones. Debido a su trama poco espectacular, la estructura engañosa y a causa del distanciamiento lingüístico, se le impidió al libro el gran éxito del público. Incluso hoy día se considera que la novela es un placer para los lectores literariamente cultos… ¡pero un trabajo muy pesado para todos los demás!

Ideas fundamentales

Resumen

Dublín, el 16 de junio de 1904

Ocho de la mañana. Stephen Dedalus, que recientemente interrumpió sus estudios de medicina en París, el estudiante de medicina Buck Mulligan y el estudiante de Oxford Haines desayunan en su vivienda común. Se trata de la torre Martello, una antigua torre de fortificación en la playa de Dublín. Stephen está de mal humor; su madre murió y Buck Mulligan lo molesta continuamente por negarle una oración en su lecho de muerte como un obstinado ateo. Además, Buck saca todo tipo de cosas en contra de Stephen, ridiculiza su vena artística y se burla porque supuestamente Stephen solo se baña una vez al año. Después del desayuno salen de la torre; Buck va a la playa, donde quiere bañarse, pero no antes de haberle sonsacado a Stephen la llave de la torre y, además, dos peniques. Haines quiere ir a la Biblioteca Nacional y Stephen se encamina a la universidad, pero no puede desterrar de su mente la oración fúnebre a su madre.

En la escuela y en la playa

A las diez. Mentalmente ausente y aburrido, Stephen da una clase de historia a los estudiantes en la universidad. Pero los estudiantes evidentemente no están interesados en el tema, incluso leen sin rodeos las respuestas de los libros. Stephen ya no tiene ganas de estar allí con ese grupo ingrato; en lugar de eso, se deleita con los recuerdos de sus años de estudios en París. Cuando suena la campana, la turba sale en tropel. Después, Stephen entra en el despacho de Mr. Deasy, el director, que le paga su exiguo salario y le encarga que entregue una carta a un periódico con el que Stephen tiene buenas relaciones. Se trata de un método terapéutico de la fiebre aftosa. Además, Mr. Deasy le aconseja que ahorre su dinero y se cuide de los judíos que explotarían al país. Solitario y absorto en el soliloquio, Stephen camina después hacia la playa. En su mente pasa de un recuerdo a otro: a su infancia, a la época en París…

Buenos días, Mr. Bloom

Cambio de escena. Este día también empieza a las ocho para el vendedor de anuncios de origen judío húngaro Leopold Bloom. Bloom se esmera con celo a preparar el desayuno para su esposa Molly, exactamente como a ella le gusta. Después de darle leche al gato, Bloom va con el carnicero para comprar un riñón para su desayuno. A Bloom le gustan las vísceras sobre todo. De regreso en el departamento, pone los riñones en el fuego y le lleva a su esposa, la cantante, el desayuno a la cama, junto con una carta de Blazes Boylan, su representante y amante, como sabe Bloom desde hace mucho tiempo. El olor del riñón quemado hace que se apresure a regresar a la cocina. Ensimismado, se zampa su desayuno y lee una carta de su hija Milly. Con la campanada del reloj de la torre, se acuerda de que tiene que ir a un funeral hoy. Alrededor de las diez, sale de la casa y emprende su odisea por las calles de Dublín. En su camino a la oficina de correos pasa frente a niños hambrientos, cabañas pobres y exóticas tiendas de té. Ahí recoge el contenido de un buzón que ha abierto con el pseudónimo de “Henry Flower”. Hay una carta de Martha Clifford con quien mantiene secretamente una amistad por correspondencia.

El cementerio, la redacción del periódico y un cliente difícil

En un coche, Bloom y sus conocidos Mr. Cunningham, Mr. Powers y Simon Dedalus, el padre de Stephen, van a paso moderado detrás del ataúd de Paddy Dignam, que va a ser enterrado en el cementerio a las once. En el camino Bloom deja vagar su mirada: la fábrica de gas, la ópera, las calles le recuerdan historias de su pasado. Los señores se lamentan por el pobre Paddy, quien al parecer murió por beber. Entonces pasa un carruaje con un ataúd infantil y la conversación aborda el tema del suicido. Mr. Powers y Simon Dedalus lo condenan enérgicamente. Solo Mr. Cunningham lo minimiza, pues sabe que el padre de Bloom se quitó la vida.

“Imponente, el rollizo Buck Mulligan apareció en el hueco de las escaleras, con un cuenco de jabón en las manos sobre el que se cruzaban un espejo y una navaja de afeitar”.

Después del funeral, Bloom va a la redacción del periódico para publicar un anuncio para uno de sus clientes y discutir algunos cambios en el diseño gráfico. El gerente está de acuerdo si el cliente extiende su anuncio a tres meses. De mal humor, Bloom se despide para discutir esto primero con el cliente. Mientras tanto, Stephen Dedalus también se aparece por el periódico para entregar el llamado sobre la fiebre aftosa de Mr. Deasey, lo que causa alegría general entre los redactores. Bloom regresa con el consentimiento del cliente, pero solo por un periodo de dos meses en lugar de tres. El redactor jefe se enfada, insulta a Bloom y simplemente lo deja plantado.

La hora del almuerzo

Bloom sigue caminando penosamente por las calles de Dublín. Mrs. Breen lo involucró en una conversación en la que señala que la embarazada Mina Purefoy está en el hospital de mujeres y ahí espera el parto. Bloom asegura que quiere visitarla más tarde. Su deseo de comer algo lo lleva al restaurante de Burton. Sin embargo, la vista de las personas que llenan su boca sin ningún tipo de modales despierta su disgusto; no, es imposible que pueda tomar aquí algún bocado. Así que va al pub de Davie Byrne. Aquí está mucho más tranquilo. Bloom ordena un sándwich de queso, una ensalada y vino de borgoña. Nosy Fynn lo aborda y ambos conversan sobre Molly, la esposa de Bloom, su agente Boylan y sobre carreras de caballos. Después de la comida Bloom se dirige a la Biblioteca Nacional. Allí quiere seleccionar un anuncio de un periódico viejo.

Los caminos se cruzan

Stephen Dedalus también se encuentra en ese momento en la biblioteca, donde presenta sus teorías sobre Hamlet, de Shakespeare, a un grupo de oyentes interesados. El público aplaude y discute acerca de la plática de Stephen, que resulta ser un conocedor elocuente de la materia. El debate es interrumpido por un visitante que necesita la ayuda del bibliotecario. Se trata de Leopold Bloom, que está buscando un número específico del periódico Kilkenny, en el que está impreso el logo de su anuncio. Mientras tanto, también Buck Mulligan se ha unido a la reunión de Stephen. Se queja de que Stephen no cumplió con una cita en el pub. Nuevamente se burla de Dedalus. Al salir de la biblioteca, se encuentran de nuevo con Bloom, que se abre paso entre ellos hacia la salida.

En el bar de Ormond

Una colorida ronda de personas pulula las calles de Dublín. Entre ellos se encuentran las hermanas de Stephen, que están tratando de vender algunos libros para comprar comida. Boylan compra regalos para Molly, los dos tienen una cita esta tarde. Luego va al bar del hotel Ormond, donde coquetea con las camareras. También Leopold Bloom ha ido a parar al hotel después de comprar papel para escribir su respuesta a Martha. Junto con Ritchie Goulding, un amigo, se sienta en una mesa cerca de la puerta y comienza la carta. En el bar, suena música de piano y Simon Dedalus, que está entre los huéspedes, entona algunas canciones populares irlandesas. Mientras tanto, Boylan deja el bar y se marcha a toda velocidad con el coche, evidentemente para ver a Molly.

El “ciudadano” se enfurece

En el pub de Barney Kiernan, Bloom espera encontrarse con Mr. Cunninham y Mr. Powers, que estuvieron con él en el funeral de Paddy Dignam. Quieren visitar juntos a la viuda y ayudarla a poner en orden sus finanzas. En el pub se encuentra con un nacionalista irlandés al que todos llaman el “ciudadano” y que se queja en voz alta por la decadencia del idioma y la cultura irlandeses. En el círculo de hombres irlandeses del bar, Bloom resulta un mal personaje: como judío, enfrenta la hostilidad del “ciudadano”, que no lo considera un verdadero irlandés. Cunningham y Powers urgen a Bloom a una salida rápida. Pero este no quiere quedarse sentado sin hacer nada ante los groseros insultos del “ciudadano”. Enumera una serie de personalidades judías importantes y concluye con la sentencia irónica: “Después de todo, Cristo, nuestro Señor, también era judío”. El “ciudadano” está a punto de reventar: le lanza una lata a Bloom, pero no le atina.

Vivencias en la playa

Ligeramente aturdido por este desagradable incidente, Bloom se refugia en la playa. Ya empieza a atardecer. Se sienta en una piedra a cierta distancia de tres mujeres jóvenes que llegaron a la playa con dos niños. Una de las mujeres, Gerty McDowell, notó que Bloom estaba mirando en su dirección. Ambos intercambian miradas. Gerty nota que Bloom se interesa en ella. Mientras sus amigas pasean un poco por el lugar para ver mejor los fuegos artificiales que recién comienzan, Gerty se queda atrás. Por el rabillo del ojo, puede ver a Bloom masturbándose con la mano en el bolsillo. Ella encuentra la idea excitante y se sienta en una pose de modo que él pueda ver sus piernas, la liga de las medias y sus bragas tan bien como sea posible.

El hospital y el burdel

Bloom se acuerda de que quería visitar a la embarazada Mina Purefoy en el hospital. Tan pronto como llega, algunos estudiantes de medicina le piden que se siente en una mesa y beba con ellos. Entre ellos se encuentra también Stephen Dedalus. El grupo estudiantil se complementa pronto con Buck Mulligan y otro compañero de copas. Con la llegada de Mulligan el tema de la conversación se vuelve fuerte y vulgar: rápidamente dominan la conversación temas como el aborto, la masturbación y las relaciones sexuales. Bloom se siente asqueado por el grupo obsceno. Solo abriga sentimientos amistosos, casi paternales, por Stephen Dedalus. Por eso, sigue a Stephen mientras este se dirige al burdel con su amigo Lynch.

“Recuerde mis palabras, Mr. Dedalus, dijo. Inglaterra está en manos de los judíos. Y son los indicios de la decadencia de una nación”.

Sin embargo, el ambiente de luz roja pierde a Stephen y empieza a alucinar. Al principio se le aparecen sus padres muertos. Finalmente, se ve acusado por su lascivia por un tribunal imaginario. Al llegar al burdel de Bella Cohen, Bloom se ocupa de Stephen, que está muy borracho, para evitar que saque dinero de su bolsillo. Ambos hombres se sumergen en una borrachera de alucinaciones perversas. La predilección de Bloom por las prácticas sadomasoquistas sale a flote cuando la jefa del burdel lo humilla y lo castiga. También a Stephen lo atormentan visiones grotescas. Se le aparece su madre muerta y lo acusa por su rechazo al catolicismo. En una rabia ciega Stephen rompe el candelabro de la jefa del burdel, que de inmediato llama a la policía. Al salir del bar ambos se encuentran con dos soldados. Uno de ellos derriba al indefenso Stephen, que sigue diciendo disparates. Bloom lo lleva a un lugar seguro y lo protege hasta que Stephen despierta nuevamente.

Regreso a casa

Mientras tanto, ya es la una de la mañana. Bloom lleva a Stephen a un bar, donde ambos hombres conversan. Bloom le da a Stephen muchos buenos consejos y se preocupa como un padre por su bienestar. Conversan con entusiasmo, pero también a menudo hablan sin entenderse. Finalmente, Bloom invita a su protegido a su casa. Debido a que olvidó la llave en la mañana, Bloom tiene que entrar por una ventana. Con una taza de chocolate los dos continúan su conversación. Aunque se simpatizan, Stephen rechaza la oferta de pasar la noche en casa de Bloom. Después de su partida Bloom vagabundea por la casa. La cita de Molly con Boylan dejó indicios claros. Agotado, Bloom se acuesta junto a su esposa infiel y se duerme. En cambio, Molly reconstruye mentalmente su día, piensa en Boylan y también en Bloom. Su largo monólogo termina con el recuerdo de la propuesta de matrimonio de Bloom y su respuesta a ella: “sí quiero Sí”.

Acerca del texto

Estructura y estilo

Ulises consta de 18 capítulos que siguen una estructura estrictamente compuesta. Se nombran según las partes de la Odisea de Homero. Por ejemplo, el primer capítulo lleva el nombre de “Telémaco”, como el hijo de Odiseo (Ulises), que crece sin padre en Ítaca; lo mismo ocurre en Ulises con Stephen Dedalus, que está en busca de una figura paterna. Además de los capítulos, la novela se divide en tres partes principales: la primera describe el 16 de junio de 1904 desde el punto de vista de Stephen Dedalus, la segunda, desde el punto de vista de Leopold Bloom y la tercera une ambas perspectivas en una sola. Estilísticamente, la novela ofrece una diversidad inmensa, francamente sorprendente. La perspectiva narrativa cambia continuamente. A veces habla un narrador omnisciente, después, un narrador en primera persona o se relata en un estilo que equivale a un registro de pruebas científicas. Los elementos dramáticos (por ejemplo, diálogos), diferentes estilos de prosa, incluso diferentes formas lingüísticas históricas (del inglés antiguo al inglés moderno, el lenguaje vulgar, la jerga, partículas irlandesas, y demás) se combinan para formar una mezcla colorida. Ningún capítulo se lee como el anterior.

Planteamientos de interpretación

Antecedentes históricos

Una revolución de la narración

En su Ulises, James Joyce fomentó el éxito de una nueva técnica narrativa literaria conocida como Stream of Conciousness o flujo de conciencia. En lugar de una narración objetiva externa con un narrador que relata los acontecimientos en tercera persona (omnisciente o limitada), aquí el propio protagonista entra en juego. Sin embargo, no lo hace de acuerdo con el esquema común de un narrador en primera persona, sino de una manera mucho más inmediata, asociativa, caótica: en la velocidad y el desorden de cómo los pensamientos corren por el cerebro, de cómo los recuerdos se conectan con los estímulos sensoriales o la manera en que los olores y las melodías estimulan la conciencia, el autor lleva las percepciones y los pensamientos de sus personajes al papel, a menudo en gramática incompleta. Esta técnica literaria reproduce la simultaneidad de los mundos tanto interno como externo.

James Joyce no sacó esta innovación literaria de la nada: a finales del siglo XIX, aumentó el interés en los procesos de la psique del hombre. Para esto fueron corresponsables las profundas investigaciones psicológicas del psicólogo vienés Sigmund Freud. El psicólogo William James fue el primero en utilizar el término Stream of Conciousness en su tratado Principios de psicología (1890). Se refirió a la novela Han cortado los laureles (1888) del francés Édouard Dujardin, quien utilizó la técnica por primera vez. Así pues, Joyce no inventó la técnica, sino que la elevó a un nivel perfeccionado y diferenciado. El estilo narrativo fue seguido también por otros autores como William Faulkner (El ruido y la furia, 1929) o Virginia Woolf (La señora Dalloway, 1925).

Origen

James Joyce escribió Ulises entre 1914 y 1921. Originalmente, la historia de Leopold Bloom iba a ser el decimotercer episodio de su volumen de cuentos Dublineses. Sin embargo, Joyce decidió algo distinto y desarrolló una novela opulenta y poderosa desde el punto de vista visual y lingüístico, en la que el escritor austriaco Hermann Broch vio realmente descrito el “mundo cotidiano de la época”. Joyce escribió Ulises en su exilio autoimpuesto en París y Zúrich. Sin embargo, su descripción de Dublín es tan precisa que, como él dijo, “si la ciudad fuera destruida, podría reconstruirse según mis descripciones”. Al principio se hizo una edición previa del libro en la revista estadounidense The Little Review. Sin embargo, fue muy censurado en algún momento a causa de la abundancia de lenguaje vulgar en la novela. La revista prohibió la siguiente aparición. Por eso, la primera edición en forma de libro data del 2 de febrero de 1922. El lugar de edición fue París. La editorial Shakespeare and Company pertenecía a una norteamericana que, con la edición de París, socavó la estricta censura estadounidense e inglesa.

Historia de la influencia de la obra

James Joyce dijo alguna vez sobre Ulises: “La novela contiene tantos acertijos que los profesores discutirán durante siglos lo que quise decir con eso. Esa es la única forma de asegurar la inmortalidad”. De hecho, hasta la fecha han aparecido innumerables ensayos y libros literarios que se refieren a la estructura enigmática del libro. En 1999 el libro fue elegido como la novela del siglo, a saber de los expertos literarios, porque la obra no ha experimentado una gran aceptación y no puede ser descrita como un éxito editorial. Esto se debe, principalmente, a su enorme nivel de dificultad.

En 1997 apareció una versión “aclarada” de Ulises que presentó cambios significativos del texto original. De inmediato surgió una protesta de la comunidad de conocedores de Joyce. Stephen James Joyce, el nieto de Joyce, describió la nueva edición como una “insolencia” y una “mala interpretación vergonzosa”.

Ulises fue admirado por escritores y poetas de vanguardia como Ezra Pound (1885-1972) y T. S. Elliot (1888-1965). Otros, como por ejemplo la escritora inglesa Virgina Woolf (1882-1941), criticaron el contenido pornográfico de la novela. Debido a la estructura difícil, el lenguaje casi enciclopédico y la rigurosa composición de las líneas argumentales, Ulises solo puede compararse con muy pocas novelas del siglo XX. Entre ellas se incluyen, en todo caso, En busca del tiempo perdido de Marcel Proust (1871-1922) y El hombre sin atributos de Robert Musil (1880-1942).

Sobre el autor

James Joyce nació el 2 de febrero de 1882 en Dublín. Comenzó su educación en la escuela jesuita Clonwoves Wood. Después estudió en el Royal University College en Dublín hasta 1882. En 1902 se marchó al extranjero porque ya no toleraba la Irlanda católica y conservadora. Su actitud anticatólica se reflejará más adelante en sus obras, lo que le traerá duras críticas del ámbito conservador. En París empezó a estudiar medicina, pero no terminó. El talento lingüístico de Joyce surgió a temprana edad. Así, por ejemplo, tradujo a Gerhart Hauptman y le escribió cartas a su admirado Henrik Ibsen en noruego. En 1904 Joyce intentó escribir poesía y cuentos cortos. Después de un regreso temporal a Dublín se mudó a Trieste, donde asumió un trabajo como profesor de idiomas. En 1914 apareció la colección de cuentos Dublineses. En 1915 Joyce regresó a Zúrich. Aquí entró en contacto con los dadaístas y los expresionistas. Un año más tarde se publicó la novela Retrato del artista adolescente (1916), que hizo que Joyce fuera conocido por un público más amplio. Logró la fama mundial con la novela Ulises, que apareció en forma de libro solo en 1922, porque la censura prohibió su impresión en una revista estadounidense. En la década de 1920 Joyce se mudó a París con su familia. En 1939 publicó Finnegans Wake, quizá su obra más surrealista y enigmática. Después de la invasión nazi en París, huyó nuevamente a Zúrich. Allí sufrió en 1941 una úlcera de duodeno de la que no se recuperó. Murió el 13 de enero de 1941.